domingo, 8 de mayo de 2011

Aquel sitio llamado ETER

Éste fue el primer trabajo que tuve que hacer para redacción periodistica. Es muy limitado. Cuenta el dia en el que fui a inscribirmePero además de compartir los trabajos quiero tener un archivo de los mismo. La idea es tambien crear un ámbito de discusión con respectos a temas actuales.


Desperté sabiendo que iba a ser un gran día. Ese jueves a la tarde iba a anotarme a la escuela de comunicación ETER, en periodismo deportivo.
El despertador sonó a las 7.10, me levanté y desayuné un cappuccino. Entré al trabajo a las 8 en punto, como de costumbre. Ya todos estaban enterados del paso que daría esa tarde, desde mi jefe hasta mis compañeros. Al salir, al mediodía, lo primero que hice fue ir a la casa de mi compañera en estos años, Mercedes. Caminamos hasta Juan B. Justo y Goya, en la parada el 34 asomó. Era la primera vez que viajaba en colectivo hasta ese lugar. Sabía en qué calle debía bajar, pero desconocía la altura. Después de 40 minutos bajé con mucho calor y cansado de ir parado todo el viaje. Paseamos por Padilla. Cruzamos Thames, Serrano y Gurruchaga. Doblamos a la izquierda y el lugar estaba donde creí.
De día no lo conocía. La charla de presentación había sido a las 7 de la tarde y había bajado el sol. Nos abrieron la puerta y presentí que entraba a un nuevo mundo. Pero llegué a la conclusión de que mis próximos 3 años los pasaría allí. Tal vez más, ojalá que no, pero sería cuestión de probar, de conocer nuevos compañeros, estudiar lo que uno quiere ser.
Después de que me abrieran la puerta, llegué a la ventanilla de administración y pregunté a dónde tenía que ir para inscribirme. Fui al primer piso, después de subir una escalera, y doblé a la izquierda. Ahí me crucé con dos chicas y me invitaron a pasar. Le dije a Mercedes que me espere afuera. Una de las chicas era la que me respondía los emails, me di cuenta por un cartel que tenía en su escritorio con su nombre que era el mismo que ponía como firma al terminar el mensaje. Y la otra era una chica que justo era su primer día de trabajo. Me dijo que le tuviera paciencia, que era nueva. Le dije que no estaba apurado. Me tomó los datos, mientras le preguntaba a la otra chica si estaba haciendo las cosas bien. Estuve 15 minutos en la oficina. La joven dijo que había terminado, que tenía que bajar e ir a la administración a entregar los papeles que ella me daba.
Salimos y caminamos hasta Corrientes. Tomamos un helado y paseamos unas cuadras. Acompañé a Mercedes hasta su casa. Llegué a la mía y mis padres me preguntaron qué tal me había ido. Y no pude contener mi expresión de felicidad al decirles que estaba muy contento de haberme anotado en aquel sitio llamado ETER.

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